¡En realidad son dos animales!

En la imagen se ve un cangrejo ermitaño con una anémona pegada a su casa. Se trata de un cangrejo y una anémona especiales (Adamsia palliata) que conviven en lo que llamamos simbiosis.

Se trata de un modo de vida en el que dos especies viven cerca una de la otra, y una o ambas se benefician de ello. En este caso, tanto el cangrejo como la anémona se benefician de vivir literalmente uno encima del otro, lo que llamamos mutualismo. La anémona obtiene alimento recogiendo los restos de comida que deja el cangrejo. A cambio, el cangrejo ermitaño se protege de la anémona ahuyentando a los depredadores con hebras urticantes moradas que expulsa desde su cuerpo cuando detecta alguna perturbación. Esto podría deberse a que el cangrejo produce hormonas del miedo a las que la anémona responde.

Pero, ¿qué le ocurre a la anémona cuando el cangrejo ermitaño tiene que cambiar de caparazón?

Hace unas semanas publicamos un vídeo en el que se veía cómo los cangrejos ermitaños intercambiaban sus caparazones, algo que debe hacerse con regularidad a medida que los cangrejos crecen. Con esta cohabitación, es probable que la anémona reaccione a las sustancias químicas de señalización segregadas por el cangrejo de río y suelte el caparazón viejo para que el cangrejo de río pueda fijarlo al nuevo. La anémona también aumentará de tamaño con el tiempo y llegará a cubrir todo el caparazón.

¿Sabía también que estas especies son comunes a lo largo de la costa noruega? Se pueden encontrar desde aguas poco profundas hasta una profundidad de 60 metros.

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Foto: Finn Refsnes

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